Cannabis: respuestas sanitarias y sociales

Introducción

Esta mini guía forma parte de un amplio conjunto de documentos, agrupados en Respuestas sanitarias y sociales a los problemas relacionados con las drogas: una guía europea 2021. La guía ayuda a los profesionales sanitarios y a los responsables de la formulación de políticas a abordar las consecuencias negativas del consumo de drogas. Esta mini guía ofrece una visión general de lo que debe tenerse en cuenta al planificar o proporcionar respuestas sanitarias y sociales a problemas concretos relacionados con las drogas, y revisa las intervenciones disponibles y su eficacia. También tiene en cuenta las implicaciones políticas y prácticas.

Última actualización: 19 Octubre 2021.

Índice:

Resumen

Cuestiones básicas

El cannabis es la droga ilícita más consumida en Europa y a escala mundial. Además de la hierba y la resina de cannabis, actualmente en el mercado ilegal puede observarse una gama cada vez mayor de nuevas formas de la droga. Además, en muchos países ha aparecido una variedad de productos comerciales que contienen extractos de la planta del cannabis, pero con bajos niveles de tetrahidrocannabinol (THC). Las respuestas normativas también son cada vez más variables y complicadas, ya que varios países permiten que los productos de cannabis estén disponibles en determinadas circunstancias con fines terapéuticos, y algunos proponen la tolerancia de algunas formas de consumo recreativo. Por lo tanto, aunque la mayoría de las preocupaciones sanitarias y sociales siguen centradas en el consumo ilícito de cannabis, este ámbito se está volviendo más complejo tanto desde el punto de vista de la definición como de la respuesta.

El consumo de cannabis puede generar, o agravar, una serie de problemas económicos, sociales y de salud física y mental. Es más probable que estos problemas evolucionen si el consumo comienza a una edad temprana y se convierte en consumo regular y a largo plazo. Por tanto, los objetivos principales de las respuestas sanitarias y sociales que abordan el consumo de cannabis y sus problemas asociados deben incluir:

  • prevenir el consumo, o retrasar su comienzo desde la adolescencia hasta los primeros años de la edad adulta;
  • prevenir que el consumo de cannabis pase de ocasional a regular;
  • reducir las formas de consumo nocivas; y
  • ofrecer intervenciones, incluido el tratamiento, para las personas cuyo consumo de cannabis ha pasado a ser problemático.

Opciones de respuesta

  • Programas de prevención, como intervenciones escolares multicomponente que desarrollen competencias sociales y habilidades de rechazo, así como estrategias saludables de toma de decisiones y respuesta y que corrijan las percepciones erróneas normativas sobre el consumo de drogas; intervenciones familiares; e intervenciones informáticas estructuradas.
  • Intervenciones de tratamiento, incluida la terapia cognitivo-conductual, las entrevistas motivacionales y la gestión de contingencias; algunas intervenciones informáticas y en línea. La terapia familiar multidimensional es una opción para los pacientes jóvenes.
  • Intervenciones de reducción de daños, por ejemplo, para abordar los daños asociados al consumo de cannabis fumado, especialmente cuando se consume junto con tabaco.

Situación europea

  • La prevención universal está muy extendida, pero los enfoques adoptados no siempre reflejan la base empírica en este ámbito. Se ha observado que los programas de prevención bien diseñados implementados en las escuelas han reducido el consumo de cannabis. En algunos países europeos se utilizan enfoques de prevención selectiva, con mayor frecuencia en delincuentes jóvenes o jóvenes en instituciones asistenciales, pero se conoce poco sobre su eficacia. Los enfoques de prevención indicados y las intervenciones breves no parecen utilizarse ampliamente.
  • Aunque, se ha notificado la disponibilidad de cierto nivel de tratamiento específico para el cannabis en alrededor de la mitad de los Estados miembros de la UE, en muchos países se ofrece tratamiento para personas con problemas de cannabis en el marco de programas genéricos de tratamiento de medicamentos. El tratamiento suele prestarse en contextos comunitarios o ambulatorios y, cada vez más, en línea. Sin embargo, el alcance y la naturaleza del tratamiento ofrecido por problemas relacionados con el cannabis son difíciles de resumir a escala de la UE.

Cuestiones clave: pautas de consumo de cannabis y daños relacionados

Entre las cuestiones clave que deben abordarse a la hora de identificar y definir un problema se incluyen quién se ve afectado, qué tipos de sustancias y patrones de consumo están implicados y dónde se está produciendo el problema. Las respuestas deben adaptarse a los problemas específicos de drogas que se experimentan, y estos pueden variar de un país a otro y a lo largo del tiempo. La amplia gama de factores que deben tenerse en cuenta en esta fase del proceso se abordan en el Action framework for developing and implementing health and social responses to drug problems (Marco de acción para el desarrollo y la aplicación de respuestas sanitarias y sociales a los problemas de drogas).

El cannabis procede de las flores o del extracto de una planta, Cannabis sativa. En Europa se observa una gama cada vez más amplia de productos de cannabis, con una variedad de composiciones y formas.

El cannabis es la droga ilícita más consumida en Europa y a escala mundial. El consumo de cannabis es más elevado entre los adultos jóvenes y la edad de primer consumo de cannabis es inferior a la de la mayoría de las demás drogas ilegales. Se estima que alrededor de 16 millones de jóvenes europeos (de 15 a 34 años), es decir, alrededor del 15 % de este grupo de edad, consumieron cannabis el año pasado, y esta cifra aumentó hasta aproximadamente el 20 % en el grupo de 15 a 24 años. Sin embargo, los niveles de consumo notificados varían considerablemente de un país a otro, y las tasas de prevalencia entre los adultos jóvenes suelen oscilar entre el 3 % y aproximadamente el 22 %.

A menudo, el consumo de cannabis es experimental, y normalmente se produce únicamente durante un período de tiempo reducido de la edad adulta temprana. Sin embargo, una minoría de personas sí desarrolla pautas de consumo más persistentes y problemáticas, y estos problemas se asocian al consumo regular, a largo plazo y en dosis altas de cannabis. Entre estos problemas se incluyen:

  • salud física deficiente (por ejemplo, síntomas respiratorios crónicos);
  • problemas de salud mental (por ejemplo, dependencia del cannabis y síntomas psicóticos);
  • problemas sociales y económicos derivados de un rendimiento escolar deficiente, del fracaso escolar, el deterioro del rendimiento laboral o la implicación en el sistema de justicia penal; y
  • posibles efectos adversos para el feto cuando se consume durante el embarazo.

Estos resultados en materia de salud mental y social y económica son más probables si el consumo regular comienza en la adolescencia, mientras el cerebro sigue desarrollándose. Los riesgos pueden aumentar con el consumo de productos de cannabis de mayor potencia, especialmente aquellos con altas concentraciones del principal componente psicoactivo, el tetrahidrocannabinol (THC). Hay algunas pruebas que indican que las concentraciones de otro componente, el cannabidiol (CBD), pueden mediar en algunos de los efectos negativos asociados a las dosis altas de THC. Además, el consumo de cannabis causa a veces síntomas agudos que dan lugar a visitas a los servicios de urgencias hospitalarias. Sin embargo, a pesar de su amplio consumo en todo el mundo, las muertes relacionadas con el consumo de cannabis poco frecuentes.

Las consecuencias negativas para los jóvenes de contraer antecedentes penales por delitos de consumo o posesión han planteado en algunos países la preocupación de que las sanciones penales puedan ser desproporcionadas en relación con los daños causados por el propio consumo de cannabis. Este es uno de los factores que impulsan la experimentación con diferentes modelos reguladores en este ámbito.

En Europa, el método más común de consumo de cannabis sigue siendo fumarlo mezclado con tabaco. Esto conlleva riesgos adicionales para la salud, dado que la dependencia asociada a la nicotina, incluso puede hacer más difícil el tratamiento. Además, apunta hacia la necesidad de un enfoque más holístico a la hora de analizarlas políticas y las respuestas relacionadas con el cannabis y el tabaco.

Impulsados, al menos en parte, por la introducción de nuevos modelos de regulación del cannabis, en los últimos años se ha producido un rápido crecimiento tanto en la gama de productos disponibles basados en el cannabis como en las modalidades de consumo. Cada vez se dispone más de cápsulas, aceites, diferentes comestibles y vaporizadores. Estos nuevos productos y modos de consumo, aunque son potencialmente preferibles a fumar cannabis mezclado con tabaco, pueden conllevar riesgos diferentes. Por ejemplo, los comestibles pueden plantear un mayor riesgo de sobredosis, incluso por parte de niños pequeños que se sienten atraídos accidentalmente por productos como pasteles, dulces y chocolate. Además, el uso de extractos muy concentrados a través de “dabbing” parece estar asociado a efectos adversos significativos para la salud. Hay muchos tipos de vaporizadores que pueden utilizarse con una variedad de extractos y productos de cannabis y, en consecuencia, pueden presentar riesgos diferentes. El brote de lesión pulmonar grave en América del Norte en 2019-2020 asociado al consumo de cigarrillos electrónicos con líquidos de vapeo de cannabis parece haberse debido a un aditivo o contaminante en cartuchos de vapeo ilegales.

También aumenta la preocupación relativa a los problemas asociados a los agonistas de los receptores cannabinoides sintéticos de potencia elevada, generalmente denominados cannabinoides sintéticos. A pesar de actuar sobre los mismos receptores de cannabinoides en el cerebro, estas sustancias son muy diferentes del cannabis y su consumo puede estar asociado a consecuencias más graves, incluida la muerte. Se debaten en Nuevas sustancias psicoactivas: respuestas sanitarias y sociales y Prisiones y drogas: respuestas sanitarias y sociales.

Los principales objetivos de las respuestas sanitarias y sociales para abordar el consumo de cannabis y los problemas asociados pueden ser:

  • prevenir el consumo o retrasar su inicio desde la adolescencia hasta los primeros años de la edad adulta;
  • prevenir que el consumo de cannabis pase de ocasional a regular;
  • reducir los modos de consumo nocivos;
  • proporcionar tratamiento a personas cuyo consumo de cannabis se ha vuelto problemático; y
  • reducir la probabilidad de que las personas conduzcan después de consumir cannabis o participen en otras actividades en las que la intoxicación por cannabis pueda aumentar el riesgo de accidentes.

Los responsables de la formulación de políticas también podrían considerar cómo reducir la implicación de los jóvenes que consumen cannabis en el sistema de justicia penal. Además, cuando se comercializan formas de cannabis de forma legal, garantizar la seguridad de los productos y hacer cumplir las garantías normativas como la prevención de las ventas a menores, serán consideraciones importantes.

Evidencias y respuestas a los problemas relacionados con el cannabis

La elección de las respuestas adecuadas que puedan ser eficaces para abordar un problema concreto relacionado con las drogas requiere una comprensión clara de los objetivos principales de la intervención o combinación de intervenciones. Lo ideal es que las intervenciones estén respaldadas por las pruebas más sólidas disponibles; sin embargo, cuando las pruebas son muy limitadas o no están disponibles, el consenso de los expertos puede ser la mejor opción hasta que se obtengan datos más concluyentes. El Action framework for developing and implementing health and social responses to drug problems (Marco de acción para el desarrollo y la aplicación de respuestas sanitarias y sociales a los problemas relacionados con las drogas) analiza con más detalle que aspectos deben tenerse en cuenta al seleccionar las opciones de respuesta más adecuadas.

Prevención

Los programas de prevención que han demostrado ser eficaces en relación con el consumo de cannabis suelen adoptar una perspectiva de desarrollo y no son específicos para cada sustancia. Los programas de prevención para adolescentes a menudo aspiran a reducir o demorar el consumo de cannabis, además del consumo de alcohol y tabaco.

Se ha observado que los programas de prevención bien diseñados, impartidos en las escuelas, han reducido el consumo de cannabis. Estos programas se basan en manuales (es decir, su aplicación se normaliza mediante el uso de protocolos y manuales para quienes los imparten) y tienen generalmente múltiples objetivos: desarrollar competencias sociales y habilidades de rechazo; mejorar la toma de decisiones y la capacidad de respuesta; sensibilizar sobre las influencias sociales en el consumo de drogas; corregir las percepciones erróneas normativas de que el consumo de drogas es común entre los compañeros; y proporcionar información sobre los riesgos que conlleva el consumo de drogas. Los programas impartidos en las escuelas, que se centran únicamente en ampliar el conocimiento de los estudiantes sobre los riesgos del consumo de drogas, han resultado ineficaces a la hora de prevenir el consumo de cannabis y otras drogas. Entre los ejemplos de intervenciones basadas en pruebas realizadas en escuelas para prevenir el consumo de cannabis entre adolescentes se incluye el programa “Sobre Canyes i Petes”, una iniciativa que se consideró potencialmente beneficiosa para prevenir la progresión desde la no utilización o el consumo constante de cannabis hasta el consumo habitual de cannabis; y “Unplugged”, que se consideró beneficioso para prevenir el consumo de alcohol, tabaco y drogas ilegales. Para consultar ejemplos de otros programas evaluados positivamente, véase el Portal de buenas prácticas – Registro de prevención de Xchange (véase también Escuelas y drogas: respuestas sanitarias y sociales).

Los programas de prevención que se aplican en múltiples contextos y ámbitos (por ejemplo, en la escuela, en la familia, en la comunidad) parecen ser los más eficaces.

Las campañas independientes en los medios de comunicación (como la televisión, la radio, la prensa escrita e Internet) que utilizan principios de marketing social y difunden información sobre los riesgos del consumo de drogas tienden a considerarse ineficaces con respecto al cambio de comportamiento. Por lo tanto, se recomienda en general que solo se consideren parte de un conjunto más amplio de programas que incorporen una gama más amplia de enfoques, y que también se evalúen cuidadosamente.

Las intervenciones breves suelen tener por objeto reducir la intensidad del consumo de drogas o evitar que se convierta en un consumo problemático. Estas intervenciones son limitadas en el tiempo, y los métodos de selección de objetivos y de prestación varían considerablemente. Parte del atractivo de este enfoque es que puede ser utilizado en diferentes contextos, por ejemplo, por médicos de cabecera, asesores, trabajadores jóvenes o agentes de policía, así como en centros de tratamiento. Este tipo de intervención incorpora principalmente elementos de entrevistas motivacionales. En revisiones recientes se ha observado que, si bien tienen algunos efectos en el consumo de alcohol, no reducen el consumo de cannabis y se requieren más estudios.

Cada vez hay más estudios que evalúan la eficacia de las intervenciones digitales y existen pruebas prometedoras, pero aún limitadas, de que las intervenciones estructuradas realizadas a través de ordenadores e Internet pueden ayudar a prevenir el consumo de cannabis.

Visión general de la evidencia sobre ... intervenciones para prevenir o retrasar el consumo de cannabis

Declaración Pruebas
efecto calidad

Las intervenciones de múltiples componentes pueden reducir el consumo de cannabis cuando se imparten en escuelas utilizando enfoques de influencia y competencia social, corrigiendo las percepciones erróneas normativas y desarrollando competencias sociales y habilidades de rechazo.

Beneficioso Alta
Las intervenciones escolares independientes, basadas en el conocimiento o basadas únicamente en modelos de influencia social, no reducen el consumo de cannabis (más que los planes de estudio habituales). Poco claro Moderada
Las intervenciones de prevención digital pueden reducir el consumo de cannabis Beneficioso Baja
Las intervenciones breves (por ejemplo, entrevistas motivacionales) pueden producir beneficios muy pequeños o nulos en la reducción del consumo de cannabis entre adultos jóvenes que no están ya implicados en el consumo habitual de drogas ilegales. Poco claro Baja
Las intervenciones breves realizadas en escuelas no tienen un efecto significativo en el consumo de cannabis Poco claro Moderada

Clave de efecto de evidencia:
Beneficioso
: Pruebas del beneficio en la dirección deseada. Poco claro: No está claro si la intervención produce el beneficio previsto. Posibles daños: Pruebas de posibles daños o pruebas de que la intervención tiene el efecto contrario al deseado (por ejemplo, aumento en lugar de disminución del consumo de drogas).

Clave de calidad de la evidencia:
Alto: Podemos tener un alto nivel de confianza en las pruebas disponibles. Moderado: Tenemos una confianza razonable en las pruebas disponibles. Bajo: Tenemos poca confianza en las pruebas disponibles. Muy bajo: Las pruebas disponibles actualmente son insuficientes y, por tanto, existe una incertidumbre considerable sobre si la intervención producirá el resultado previsto.

Reducción de daños

Se ha prestado menos atención a la reducción de daños por el consumo de cannabis que por el de otras sustancias, pero, aun así, es importante. La abstención del consumo es la forma más eficaz de evitar los riesgos del consumo de cannabis, y esto es especialmente importante para niños y adolescentes. Sin embargo, para aquellos que optan por consumir cannabis, las intervenciones de reducción de daños pueden centrarse en evitar pautas de consumo más problemáticas, limitar el consumo y concienciar sobre la necesidad de vigilar los posibles efectos negativos del consumo en otros ámbitos de la vida, por ejemplo, el rendimiento escolar o las relaciones sociales. Una revisión de la bibliografía realizada para actualizar las Directrices sobre el cannabis de bajo riesgo para Canadá ofrece recomendaciones pertinentes basadas en pruebas. Esta y otras directrices que se han elaborado recientemente destacan los siguientes ámbitos clave para reducir los riesgos asociados al consumo de cannabis.

Abordar los daños específicos asociados al consumo de cannabis, especialmente en combinación con tabaco, es un tema importante, pero desatendido. Las intervenciones en este ámbito se centrarían en el fomento de vías alternativas de administración que no impliquen fumar o el consumo de tabaco, y en la limitación de los daños por inhalación.

Existen alternativas al consumo de tabaco, como vaporizadores o productos comestibles, aunque estos métodos no están libres de riesgos. El consumo de comestibles elimina los riesgos respiratorios, pero la aparición tardía de un efecto psicoactivo puede dar lugar a que las personas tomen dosis mayores de las previstas y experimenten reacciones adversas agudas. Existen pocas pruebas para juzgar los posibles beneficios o daños relativos de algunas de las nuevas tecnologías o de las ya consolidadas en este ámbito. Sin embargo, como se ha indicado anteriormente, el uso de algunos tipos de vaporizadores puede asociarse a riesgos significativos para la salud, especialmente cuando se utilizan extractos muy concentrados. No obstante, está claro que, desde el punto de vista de la salud pública, debe evitarse el consumo conjunto de tabaco y cannabis.

Algunas prácticas que se utilizan comúnmente a la hora de fumar cannabis, como la «inhalación profunda» y la contención de la respiración, incrementan la entrada de productos tóxicos en los pulmones. Hay que animar a las personas que consumen cannabis a evitar estas prácticas.

La diversidad de los productos de cannabis aumenta la importancia de que los consumidores comprendan el impacto de las variaciones en la naturaleza y composición de estas sustancias. Los productos con un mayor contenido de THC están asociados a un mayor riesgo de desarrollar problemas agudos y crónicos. Hay algunas pruebas experimentales que indican que el CBD puede moderar los efectos psicoactivos y potencialmente adversos del THC, por lo que podría ser preferible el consumo de cannabis que contenga niveles más bajos de THC y niveles más altos de CBD. Algunas personas, por diversas razones, como los menores costes y la preocupación por las pruebas, pueden sustituir el cannabis por cannabinoides sintéticos. Sin embargo, estas versiones sintéticas son de contenido variable y actúan de forma diferente al cannabis, y también pueden asociarse a efectos agudos muy graves, incluida la muerte (véase el Foco sobre... Cannabinoides sintéticos). Una preocupación reciente ha sido la aparición de productos de cannabis que han sido adulterados con cannabinoides sintéticos, de modo que las personas que los consumen pueden estar expuestas sin saberlo a una variedad de productos químicos.

El consumo frecuente o intensivo de cannabis (consumo diario o casi diario) está asociado a un mayor riesgo de daños sociales y para la salud, por lo que las personas que consumen cannabis deben tratar de limitar su ingesta en la medida de lo posible, por ejemplo, consumiendo solo los fines de semana o un día a la semana.

Los estudios indican que conducir un vehículo de motor bajo los efectos del cannabis aumenta las posibilidades de sufrir un accidente, y es probable que este riesgo sea considerablemente mayor si también se consume alcohol u otras sustancias psicoactivas. Los estudios indican que las personas deben abstenerse de conducir (o de manejar maquinaria peligrosa) durante varias horas después de consumir cannabis. Las personas que consumen cannabis también deben conocer y respetar los límites legales aplicables a nivel local que definen la conducción bajo los efectos del cannabis y reconocer que el THC permanece en el organismo durante mucho tiempo, por lo que puede seguir siendo detectable en las pruebas mucho después de que los efectos se hayan agotado.

En particular, ciertos grupos de la población deberían evitar el consumo de cannabis, ya que parecen estar expuestos a un mayor riesgo de padecer daños relacionados con esta sustancia. Entre ellos se incluyen adolescentes, personas con antecedentes personales o familiares de psicosis o de un trastorno por consumo de sustancias, así como mujeres embarazadas, para evitar efectos adversos en el feto.

Tratamiento

El tratamiento de los problemas relacionados con el cannabis se basa principalmente en enfoques psicosociales, incluida, en el caso de los adolescentes, la terapia familiar multidimensional. Los enfoques psicosociales comprenden una serie de procesos terapéuticos estructurados que abordan los aspectos psicológicos y sociales del comportamiento relacionado con el consumo de drogas. Estas medidas varían en cuanto al formato, la duración y la intensidad, pero incluyen enfoques como la terapia cognitivo-conductual, la gestión de contingencias y las entrevistas motivacionales.

Más concretamente, las evidencias disponibles respaldan el uso de terapias cognitivo-conductuales en el tratamiento del consumo de cannabis y la dependencia en adultos. La terapia cognitivo-conductual promueve el desarrollo de capacidades de adaptación alternativas y se centra en el cambio de comportamientos relacionados con el consumo de sustancias a través del autocontrol, las capacidades sociales y la formación para la prevención de recaídas.

Las pruebas disponibles también respaldan el uso de la terapia familiar multidimensional (MDFT) en el tratamiento del consumo de cannabis entre los jóvenes. La MDFT es un método integrado, integral y centrado en la familia para abordar los problemas de los jóvenes. Trabaja con el adolescente y su familia y comunidad para mejorar las capacidades de los jóvenes para hacer frente a los problemas, resolver los problemas y tomar decisiones, así como para mejorar el funcionamiento de la familia.

Cada vez se recurre más a intervenciones digitales y en internet para llegar a las personas que consumen cannabis, y cada vez hay más pruebas de que pueden ser eficaces para reducir el consumo y facilitar el tratamiento presencial (cuando es necesario). Se necesitan pruebas de mejor calidad sobre la eficacia de este enfoque (véase el Foco sobre... intervenciones de salud electrónica).

Varios estudios experimentales en curso están investigando la posible utilidad de las intervenciones farmacológicas para los problemas relacionados con el cannabis. Entre ellos se incluyen el potencial de consumo de THC y sus versiones sintéticas, en combinación con otros medicamentos psicoactivos, como antidepresivos, ansiolíticos y estabilizadores del estado de ánimo, entre otros. Sin embargo, los resultados hasta la fecha han sido incoherentes y todavía no se ha identificado ningún enfoque farmacológico eficaz para tratar la dependencia del cannabis.

Para un pequeño número de personas, el consumo de cannabis puede estar asociado a problemas graves de salud mental. No es raro que las personas con esquizofrenia o trastorno bipolar reciban un diagnóstico adicional de dependencia del cannabis, y el cannabis es una de las sustancias más consumidas por las personas con psicosis. Es importante que los servicios de salud mental y de consumo indebido de sustancias reconozcan estos casos y garanticen que se realizan las intervenciones adecuadas. Las personas con trastornos psicóticos deben evitar el cannabis y recibir asesoramiento contra su consumo.

Visión general de las pruebas sobre ... el tratamiento del consumo problemático de cannabis

Declaración Pruebas
efecto calidad
Las intervenciones psicosociales pueden reducir el consumo de cannabis y los problemas relacionados, con intervenciones más intensivas (> 4 sesiones a lo largo de > 1 mes) que producen mejores resultados. Beneficioso Baja
Las intervenciones de prevención digital pueden reducir el consumo de cannabis Beneficioso Baja
No se ha observado que las intervenciones conductuales breves (por ejemplo, entrevistas motivacionales) reduzcan el consumo de cannabis en adolescentes que ya lo están consumiendo en niveles problemáticos. Poco claro Moderada

Clave de efecto de evidencia: 
Beneficioso
: Pruebas del beneficio en la dirección deseada. Poco claro: No está claro si la intervención produce el beneficio previsto. Posibles daños: Pruebas de posibles daños o pruebas de que la intervención tiene el efecto contrario al deseado (por ejemplo, aumento en lugar de disminución del consumo de drogas).

Clave de calidad de la evidencia:
Alto: Podemos tener un alto nivel de confianza en las pruebas disponibles. Moderado: Tenemos una confianza razonable en las pruebas disponibles. Bajo: Tenemos poca confianza en las pruebas disponibles. Muy bajo: Las pruebas disponibles actualmente son insuficientes y, por tanto, existe una incertidumbre considerable sobre si la intervención producirá el resultado previsto.

Panorama europeo: disponibilidad de intervenciones relacionadas con el cannabis

Prevención

Los programas de prevención universal basados en manuales y destinados a desarrollar competencias sociales y habilidades de rechazo, así como a abordar las influencias sociales y corregir las percepciones erróneas normativas sobre el consumo de drogas, se han señalado como un componente central de las estrategias nacionales de prevención en alrededor de una cuarta parte de los países de la UE. La disponibilidad de los programas familiares basados en la evidencia es ligeramente superior. Otros países han priorizado diferentes enfoques de prevención, por ejemplo, medidas de prevención ambiental (véase Contextos recreativos y drogas: respuestas sanitarias y sociales para obtener más información sobre estos) o enfoques comunitarios (véase Comunidades locales y drogas: respuestas sanitarias y sociales).

Las respuestas de prevención selectiva para los grupos vulnerables son comunes en al menos diez países europeos. Estas respuestas abordan tanto las conductas individuales como los contextos sociales, mientras que a nivel local suelen implicar a múltiples servicios y partes interesadas (por ejemplo, servicios sociales, familias, jóvenes y policía). Los grupos diana más comunes son los jóvenes delincuentes, los estudiantes con problemas académicos o sociales y los jóvenes institucionalizados. Se tienen escasos conocimientos sobre el contenido de estas estrategias de prevención y las evaluaciones de su eficacia son limitadas. La prestación de prevención indicada para personas en situación de riesgo es limitada en Europa, y solo unos pocos países indican que estos programas están disponibles para la mayoría de las personas que los necesitan (véase también Los jóvenes vulnerables y las drogas: respuestas sanitarias y sociales).

Tratamiento

El número de consumidores que inician tratamiento por primera vez por problemas con el cannabis en la Unión Europea ha ido en aumento desde 2006, aunque más recientemente hay indicios de que las cifras pueden estar estabilizándose. Sin embargo, estos datos proceden de un registro que puede no cubrir los tratamientos en todos los contextos en algunos países. En la última década, el cannabis ha sido la droga principal notificada con mayor frecuencia entre los nuevos pacientes tratados. Este aumento puede deberse a una serie de factores, entre los que se incluyen: cambios en el consumo de cannabis en la población general, especialmente el consumo intensivo; cambios en las percepciones del riesgo; aumento de la disponibilidad de productos de cannabis más potentes; y cambios en las prácticas de derivación y la prestación de tratamiento. El sistema de justicia penal se ha convertido en una importante fuente de derivación para el tratamiento con cannabis, ya que más de una cuarta parte de las personas que consumen cannabis inician tratamiento por primera vez en Europa son remitidas desde el sistema de justicia penal, mientras que en algunos países esta proporción es considerablemente mayor. Los datos también se ven influidos por las diferentes definiciones y prácticas nacionales con respecto a lo que constituye el tratamiento de los trastornos relacionados con el cannabis, que pueden ir desde una breve sesión de intervención en línea hasta la admisión a la atención residencial.

En general, es necesario desarrollar una mejor comprensión del tratamiento del consumo de cannabis, incluidos los que buscan ayuda, los problemas que están experimentando, los contextos en los que se presta la asistencia y las respuestas terapéuticas que se ofrecen. Los datos actuales indican que la mayoría de los tratamientos con cannabis se prestan en contextos comunitarios o ambulatorios, pero cabe señalar que alrededor de una de cada cinco personas que entran en tratamiento hospitalario declaran tener problemas relacionados principalmente con el cannabis. La disponibilidad y la cobertura de las opciones de tratamiento para las personas que consumen cannabis difieren de un país a otro y es difícil de estimar. Alrededor de la mitad de los países de la UE indican que ofrecen algún tratamiento específico para el cannabis, y en estos países la opinión de los expertos indica que la mayoría de las personas que necesitan tratamiento para los trastornos por consumo de cannabis tienen acceso al tratamiento. Algunos países señalan que su cobertura es limitada, a veces a pesar de los elevados niveles generales de necesidad. Se dispone de menos conocimientos sobre la accesibilidad a los tratamientos para los trastornos por consumo de cannabis en países en que no existen intervenciones específicas para esta sustancia. La evaluación empírica de la cobertura del tratamiento es especialmente difícil en este ámbito, dado que no se ha medido con precisión el alcance de los problemas relacionados con el cannabis en la población general.

Implicaciones políticas y prácticas

Elementos básicos

  • Las respuestas principales en este ámbito incluyen enfoques generales de prevención dirigidos a desalentar el consumo o retrasar la aparición, y proporcionar tratamiento psicosocial a las personas con problemas más graves.

Oportunidades

  • Debe prestarse más atención a los enfoques de reducción de daños para el consumo de cannabis, en concreto en relación con los patrones de consumo y el consumo concomitante con el tabaco.
  • Podría hacerse un mayor uso de la e-salud y las intervenciones digitales, junto con la evaluación de enfoques novedosos.
  • Los nuevos modelos regulatorios del cannabis que están surgiendo a escala mundial pueden proporcionar información valiosa sobre las ventajas y los inconvenientes de las diferentes opciones de regulación y su probable impacto en las respuestas a los problemas relacionados con el cannabis .

Lagunas

  • Sigue siendo necesario desarrollar una mayor concienciación sobre la naturaleza de los trastornos relacionados con el cannabis y de las opciones de tratamiento más eficaces y adecuadas para los diferentes pacientes.
  • Es necesario comprender mejor los tipos de tratamiento que reciben las personas al iniciar un tratamiento por consumo de cannabis en Europa, a fin de garantizar que la prestación sea adecuada y eficiente.
  • Es necesario un mayor consenso sobre lo que constituye una forma adecuada de reducir la conducción bajo los efectos del cannabis.

Datos y gráficos

En esta sección, presentamos algunas estadísticas clave sobre el uso y el tratamiento del cannabis (en inglés). Para obtener más estadísticas sobre el cannabis, consulte la sección de datos de nuestro sitio web, disponible únicamente en inglés.

Infographic: cannabis use in Europe among young people (15-34)

 

Some key cannabis prevalance use data for young adults in Europe. Less than 20% have used cannabis in the last year. There are wide variations between countries, from 2% to over 20%. More men report using than women. Frequency of use varies widely.
Infographic: clients entering treatment with cannabis as their primary drug in the EU-27, Norway and Turkey

 

Infograhics shows overview of statistics of clients entering treatment for cannabis use in Europe. Most are men, in stable accomodation and self-referred. There are a range of employment statuses. Most are in stable accomodation.

Otros recursos

EMCDDA

Otras fuentes

  • Fischer, B., Russell, C., Sabioni, P., van den Brink, W., Le Foll, B., Hall, W., Rehm, J. y Room, R. (2017), «Lower-risk cannabis use guidelines: a comprehensive update of evidence and recommendations» (Directrices de consumo de cannabis de menor riesgo: una actualización exhaustiva de las pruebas y recomendaciones), American Journal of Public Health: publicado en línea antes de la publicación impresa el 23 de junio de 2017. DOI: 10.2105/AJPH.2017.303818

Acerca de esta miniguía

Esta guía en miniatura ofrece una visión general de lo que debe tenerse en cuenta a la hora de planificar o proporcionar respuestas sanitarias y sociales a los problemas relacionados con el cannabis, y revisa las intervenciones disponibles y su eficacia. También tiene en cuenta las implicaciones políticas y prácticas. Esta miniguía forma parte de un conjunto más amplio, que en conjunto incluye Respuestas sanitarias y sociales a los problemas relacionados con las drogas: una guía europea 2021.

Citación recomendada: Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (2021), Cannabis: respuestas sanitarias y sociales, https://www.emcdda.europa.eu/publications/mini-guides/cannabis-health-a….

Identificadores

HTML: TD-06-21-025-ES-Q
ISBN: 978-92-9497-681-9
DOI: 10.2810/52039

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